Las partes de un clarinete 

En este apartado os voy habalr sobre las diferentes partes que componen un clarinete.

 

 A simple vista cuando vemos un clarinete nos puede parecer que esté formado de una sola pieza, pero en realida esto no es así. Si tenemos  oportunidad de verlo desmontado podemos diferenciar: la boquilla, el barrilete, el cuerpo y engrases del taladro y la campana. Pero además los  cuerpos cuentan con una serie de llaves en las cuales se encuentran las zapatillas, los corchos, los tornillos y las espigas. Veamos más  detenidamente cada una de estas partes:

-La boquilla:Es la parte que se introduce en la boca del ejecutante y dependiendo del individi¡uo de que se trate, hablemos de un tipo de  boquilla u otro. En principio las boquillas eran de madera, más tarde se fabricaron de vidrio, de ebonita e incluso de metal. La más empleada es  la de ebonita (hecha de caucho vulcanizado de azufre), siendo uno de los motivos de ello que esta boquilla soporta las variaciones  climatológicas sin problemas.

 

 

 

-El barrilete: es una pieza cilíndrica por dentro y algo abultada por fuera guardando una forma parecida a la de un barril; de ahí su nombre. Se  fabrican de varias medidas que van de los 64 a los 67 mm. Cabe destacar que en un principio el barrilete no existía y su lugar lo ocupaba la boquilla  que era más larga, pero fruto de la evolución al final apareció el barrilete.

 

 

- La campanada:La forma, el peso y la densidad del pabellón del clarinete desempeñan un papel importante. Esta pieza tiene por misión el igualar el  sonido y aumentar la resonancia, sobre todo de las notas más graves, dando a la vez a sus duodécimas pureza y calidad. El anillo que lo rodea no  afecta apenas a la sonoridad pero constituye, sin embargo, una buena protección para el borde del pabellón.

-El cuerpo y engrases del taladro: Esta pieza es la que nos puede presentar mayores problemas. Es de forma cilíndrica y cónica a la vez, ensanchándose ligeramente hacia el pabellón o campana. El secreto de esta pieza está en la perforación de manera que evite la acumulación de agua y en mayor caso las roturas de la madera. Es por este problema y por el hábil manejo por lo que ya no se suelen construir cuerpos de una sola pieza.

La madera empleada es casi siempre “granadina”, un ébano africano bastante denso. A pesar de utilizar aceite y otras sustancias en su tratamiento de construcción esta madera sufre a menudo la desgracia de la rotura, por lo que es aconsejable engrasar de vez en cuando el cuerpo con un aceite adecuado. No es conveniente abusar de este procedimiento porque se puede producir una acumulación de aceite en el taladro del instrumento, formando una capa que impida una buena resonancia y una alteración en a dimensión de los agujeros.

A pesar del buen engrase que consiga una buna impermeabilidad a la humedad, y un buen cuidado del instrumento, puede producirse alguna rotura que suponga un hecho irreparable, pero no cabe duda que este procedimiento ayuda a evitarlo.